Elias Westbrook es una joven promesa de la NHL que no logra acostumbrarse a la fama. La prensa lo persigue, lo tilda de playboy y lo ataca cada vez que aparece con una mujer, lo que no solo afecta su imagen, sino también a las personas a su alrededor. Como si eso fuera poco, aún no ha marcado su primer gol profesional, y los comentarios sobre su falta de mérito no tardan en aparecer.

Sage Beaumont, por su parte, es una bailarina con un sueño claro: conseguir un papel en El lago de los cisnes. Sin embargo, cuando va a audicionar, no la rechazan por falta de talento, sino por tener pocos seguidores en redes. La compañía prioriza el alcance mediático por encima de la calidad artística.

Ambos enfrentan un obstáculo profesional y, cuando se cruzan, deciden fingir una relación: él necesita proteger su privacidad y ella necesita visibilidad. Lo que comienza como un simple acuerdo empieza a complicarse cuando aparecen los sentimientos reales.

Me encantó esta historia. Disfruté muchísimo de la química entre Sage y Elias, sus diálogos y la dinámica entre ellos. No hubo escenas incómodas ni forzadas, y me mantuvo enganchada de principio a fin. Sage me pareció una protagonista increíble: decidida, enfocada y segura de sí misma. Aunque Elias no me terminó de cerrar del todo como personaje —su historia personal me resultó un poco confusa—, sí sentí que hacían una muy buena pareja.

Este libro tiene muchos de mis tropos favoritos: fake dating, chico tímido con chica segura, convivencia forzada, slowburn, familia encontrada. Y todo eso sin perder el humor, la ternura y los momentos de tensión que hacen que valga la pena leerlo. Ojalá tengamos más escenas de estos personajes en el futuro, porque me encariñé muchísimo.